Unos 30 kilos después
Escuchando: Summer hymns - This life that I live
Y no es joda. Decidí que si tengo que morirme de hambre, tiene que ser por un sobrepeso importante como el que logré obtener después de muchos meses, y pocas verduras. Para qué morirse de hambre por unos kiletes si te podés realmente quejar de lo poco que comés y de lo traumética y terrible que es tu dieta luego? Definitivamente, para una persona que ama quejarse, es más es casi su segundo nombre - lástima que mis padres no consideren Queja como un nombre alemán digno - es la mejor opción. Así que eso es lo que estuve haciendo: engordando.
Y no crean que no estuvo divertido. Fue una tremenda fiesta de comida grasosa y chocolates. Seguidos por tabletas de Migral y toneladas de Uvasal. No... no me van a decir que no es vida! However, all good things must come to an end.
Así lo dijo Tanguito, y así me lo cantaban en la secundaria, cuando estúpidamente me gustaba un chico que era parecido a Ethan Embry, y obviamente la gorda enamorada es siempre un tema jocoso entre los pre adolescentes, adolescentes, post adolescentes y obviamente "adultos". No se puede vivir del amor, ni de eso que te hacés para sentir un poquito.
Entonces fui a un médico. Y el médico me mandó a otro. Este último me hizo unos análisis. Y los análisis los vio el segundo médico. El segundo médico me dijo que no estaban tan bien. Y que ibamos a empezar a cambiarlo.
No me puedo quejar realmente de como me trató el médico. Fue increiblemente amable con la gordita enferma. Inclusive me preguntó si necesitaba ir a un psicólogo porque a veces las personas que tienen que bajar tantos kilos y se enfrentan a una enfermedad como la que -tal vez- ya tenga, necesitan "comunicarse".
Fuck it.
Me cago en el médico y en la enfermedad y en la comunicación de ambas. Yo que quería bajar de peso por todas las razones equivocadas, políticamente incorrectas como mi cintura y cadera, tengo que andar preocupandome de lo dulce que está mi sangre. Dulce! Carajo, pensé que dulce era bonito.
Así que empecé esa nueva etapa. Comía lo que tenía que comer, y me movía lo que me tenía que mover. Llegué a no agitarme cuando subía la escalera, y llegué a no cansarme después de caminar dos cuadras. Estaba bueno, let's face it. No voy a ser hipócrita simplemente para llevar la contra a todo lo que odio. Pero después vinieron los exámenes. Y no pude ir. Y después vinieron algunos cumpleaños, y después esto y luego lo otro.
Ya sabés, vos... adicto a lo que sea, como es la cosa. La gente que no tiene voluntad, no hay cosa que hacer, más que vivir corriendo atrás de ella como si fuese la gran cosa. Así que me encontré con ganas de no andar pendiente de la dieta, y dejé de moverme y de comer lo que debía.
Y volví al mismo lugar donde había empezado. Una vuelta alrededor de mi cuerpo.
Mirá la gorda ahora. Infeliz, cansada, y con ganas de quedarse en casa para no tener que darse cuenta de lo que ella ya sabe.
Este es el punto donde hablo en tercera persona, y como que parecería que estoy entrando en razón, o tal vez... desligándome de toda responsabilidad. Es confuso, no?
Pero mirá... va en serio. Quiero menos kilos. Quiero menos cultura light. Y quiero hacerlo antes de que todo se vaya al carajo.
Es jodido. Pero quiero volver a intentarlo. No se si estará en mi ser como quiero ser. Voy a creer que si, tal vez me pueda engañar con eso.
Y no es joda. Decidí que si tengo que morirme de hambre, tiene que ser por un sobrepeso importante como el que logré obtener después de muchos meses, y pocas verduras. Para qué morirse de hambre por unos kiletes si te podés realmente quejar de lo poco que comés y de lo traumética y terrible que es tu dieta luego? Definitivamente, para una persona que ama quejarse, es más es casi su segundo nombre - lástima que mis padres no consideren Queja como un nombre alemán digno - es la mejor opción. Así que eso es lo que estuve haciendo: engordando.
Y no crean que no estuvo divertido. Fue una tremenda fiesta de comida grasosa y chocolates. Seguidos por tabletas de Migral y toneladas de Uvasal. No... no me van a decir que no es vida! However, all good things must come to an end.
Así lo dijo Tanguito, y así me lo cantaban en la secundaria, cuando estúpidamente me gustaba un chico que era parecido a Ethan Embry, y obviamente la gorda enamorada es siempre un tema jocoso entre los pre adolescentes, adolescentes, post adolescentes y obviamente "adultos". No se puede vivir del amor, ni de eso que te hacés para sentir un poquito.
Entonces fui a un médico. Y el médico me mandó a otro. Este último me hizo unos análisis. Y los análisis los vio el segundo médico. El segundo médico me dijo que no estaban tan bien. Y que ibamos a empezar a cambiarlo.
No me puedo quejar realmente de como me trató el médico. Fue increiblemente amable con la gordita enferma. Inclusive me preguntó si necesitaba ir a un psicólogo porque a veces las personas que tienen que bajar tantos kilos y se enfrentan a una enfermedad como la que -tal vez- ya tenga, necesitan "comunicarse".
Fuck it.
Me cago en el médico y en la enfermedad y en la comunicación de ambas. Yo que quería bajar de peso por todas las razones equivocadas, políticamente incorrectas como mi cintura y cadera, tengo que andar preocupandome de lo dulce que está mi sangre. Dulce! Carajo, pensé que dulce era bonito.
Así que empecé esa nueva etapa. Comía lo que tenía que comer, y me movía lo que me tenía que mover. Llegué a no agitarme cuando subía la escalera, y llegué a no cansarme después de caminar dos cuadras. Estaba bueno, let's face it. No voy a ser hipócrita simplemente para llevar la contra a todo lo que odio. Pero después vinieron los exámenes. Y no pude ir. Y después vinieron algunos cumpleaños, y después esto y luego lo otro.
Ya sabés, vos... adicto a lo que sea, como es la cosa. La gente que no tiene voluntad, no hay cosa que hacer, más que vivir corriendo atrás de ella como si fuese la gran cosa. Así que me encontré con ganas de no andar pendiente de la dieta, y dejé de moverme y de comer lo que debía.
Y volví al mismo lugar donde había empezado. Una vuelta alrededor de mi cuerpo.
Mirá la gorda ahora. Infeliz, cansada, y con ganas de quedarse en casa para no tener que darse cuenta de lo que ella ya sabe.
Este es el punto donde hablo en tercera persona, y como que parecería que estoy entrando en razón, o tal vez... desligándome de toda responsabilidad. Es confuso, no?
Pero mirá... va en serio. Quiero menos kilos. Quiero menos cultura light. Y quiero hacerlo antes de que todo se vaya al carajo.
Es jodido. Pero quiero volver a intentarlo. No se si estará en mi ser como quiero ser. Voy a creer que si, tal vez me pueda engañar con eso.